Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Passeriformes
Familia: Muscicapidae
Género: Luscinia
Especie: Luscinia megarhynchos
El ruiseñor (Luscinia megarhynchos) es una especie de ave paseriforme, otrora clasificado como un miembro de la familia Turdidae, pero en la actualidad considerado parte de la familia de Muscicapidae.
Es un ave migratoria insectívora que cría en los bosques de Europa y de Asia. Tiene una distribución más meridional que su pariente cercano el ruiseñor ruso (Luscinia luscinia). Anida cerca del suelo en arbustos densos. Pasa el invierno en el sur de África.
El ruiseñor es algo mayor que el resto de paseriformes, con una longitud de unos 15 a 16,5 cm. Las partes superiores son pardas y la cola rojiza, por abajo varía entre color crema y blanco, garganta blancuzca. No hay mucha diferencia en aspecto entre los sexos, aunque el tamaño puede ayudar a diferenciarlos: el macho tiene el ala mayor de 90 mm, mientras la hembra la tiene menor de 83 mm.
Habita bosques de todo tipo con abundante sotobosque, parques, plantaciones de frutales, jardines, setos. En Europa central es raro a alturas superiores a los 400 metros sobre el nivel del mar; en el sur ocupa zonas montañosas hasta los 1000 m.
Se posa en las ramas, con las alas colgando y la cola levantada; normalmente escondido en la maleza más espesa, se desplaza a grandes saltos sobre el suelo.
A finales de abril, tan sólo unos días después del primer reclamo del cuco, el ruiseñor se deja oír (al principio, sólo de noche). Su canto es, para muchos, el más espléndido de los que puede emitir un pájaro. Tiene una melodía musical, variada y potente, ascendente y descendente; se oye incluso en lo más cerrado de la noche.
Más tarde, en mayo, el ruiseñor canta noche y día, con especial brío en los crepúsculos matutino y vespertino. Su canto de alarma suena como una rana.
Los ruiseñores jóvenes deben aprender el canto, pero para ello les basta con un pequeño estímulo, recibido en una época receptiva que sigue a sus primeros vuelos; es decir, les basta con oír unas cuantas melodías de la boca de un cantor adulto. Cuando un ruiseñor dotado de unas cualidades canoras excepcionales deja oír su voz en una zona determinada, automáticamente mejora el nivel de canto de los ruiseñores de aquel ambiente. Al revés, cuando muere el mejor de los cantores, la nueva generación pierde calidad.
La hembra construye su nido en matorrales a la sombra de los árboles, escondiéndolo tan cuidadosamente como se oculta él mismo, construyéndolo, cerca del suelo entre la espesa vegetación, con hojas secas, forrado con hierba y pelo. En su cortejo nupcial, el macho despliega la cola, la sube y la baja, agitando las alas e inclinándose hasta llegar con el pico a menor altura que su posadero.
En mayo tiene lugar la puesta de 5 a 6 huevos de color verde oliva. En la segunda mitad de junio los polluelos saltan fuera del nido, después de haber permanecido en él unos 11 ó 12 días. Hasta la muda otoñal, llevan el plumaje pardo, moteado de los inmaturos.
A finales de verano el ruiseñor parte en dirección sur, a finales de agosto o principios de septiembre. El ruiseñor inverna en los bosques lluviosos de África tropical y regresa a finales de abril, adelantándose unos días el macho a la hembra. Se dirigen a su mismo territorio, donde, con casi toda probabilidad, se les unirá su hembra de años anteriores.
El ruiseñor devora insectos blandos, que busca en el suelo; en caso de necesidad los golpea contra el suelo hasta que ya no se mueven, también lombrices, arañas y en otoño disfruta también comiendo algunas bayas.